
Querido año viejo:
Al fin te acabas. En un par de minutos estarás finiquitado y podré decir «Adiós, 2016» bien alto. Mi madre siempre dice que los años bisiestos son malos y, al final, he tenido que darle la razón.
Apuntaste maneras desde la misma Nochevieja de 2015, de la que puedo decir, sin temor a equivocarme, que fue la peor de mi vida. Desde entonces, 366 días en los que la tónica general no ha sido muy buena. Pero no pasa nada. Que ya te estás acabando.
Retos
Has sido el año de los retos. En abril presenté un evento, sí, ¡yo!, con nervios y labios rojos, pero entre amigas que así todo es siempre mejor. Y estoy satisfecha con el resultado -si alguna tiene pegas que me las cuente por si este año me da por presentar otro-.
También has sido el año de empezar en serio a hacer deporte y el de perder peso. Hasta me animé a probar una clase de yoga… ¡y salí encantada! Si todo ha ido bien a estas horas habré corrido mi primera 10K y no una cualquiera, no, la San Silvestre Vallecana. El cambio comienza por sentirse bien en la piel que uno habita y llegó el momento de mudar la mía. 8 kilos menos y un montón de kilómetros en las piernas atestiguan mi voluntad. Nunca pensé haber llegado hasta aquí, pero lo he hecho.
Intensidad
Has sido un año intenso, 2016, de mucho pensar, de darle muchas vueltas al tarro. He empleado una cantidad tremenda de horas en reflexionar sobre el hoy, el ayer, el mañana, tratando de organizar sentimientos y necesidades, buscando encontrar allí, en el fondo del todo, a la verdadera Leticia.
Porque también has sido el año de reencontrarme como mujer. De sentir que el puerperio definitivamente había terminado y que Ojazos y yo ya no somos una única persona. Ha sido el año de sentir la necesidad de hacer cosas, de recuperarme, quererme y mimarme. Por eso también empecé a hacer deporte. El año de ser mejor, por fuera pero, sobre todo, por dentro. Y eso no habría sido posible sin ellas…
Amigas
2016 has sido, sin duda, el año de las amigas, de las de siempre y de las nuevas, muchas de ellas llegadas gracias a este blog. He recuperado gente del pasado, me he adaptado a las despedidas sin traumas, he entablado nuevos niveles de confianza y he descubierto personitas que también me han querido descubrir.
Desde luego, has sido el año de Leticia y Verónica. De Susana. Y de Ruth, aunque esos son siempre desde hace veinte años. Y fue la primavera de Noni. Ha sido el año de hacer núcleo duro de mujeres valientes, de esas que te entienden sin hablar, de esas que saben leer entre líneas, que no dudan en llamarte cuando intuyen que te ocurre algo. Aunque estén en un momento vital completamente diferente al tuyo, ellas están para ti. Eso no tiene precio. GRACIAS. A ellas y todas las demás que me habéis acompañado. Sois increíbles y habéis hecho mi año, y a mí misma, un poquito mejor.
Y feminismo
Sí, desde luego has sido el año del despertar de la conciencia, 2016. Porque yo también era de aquellas que decían que no les gustaban los extremos cuando hablaban de feminismo sin darme cuenta de que lo único que promueve es la igualdad. En estos 366 días he abierto los ojos a las desigualdades cotidianas y a los micromachismos. He leído, escuchado y aprendido. Y pienso seguir haciéndolo. Más y mejor.
Adiós 2016
Parece que no todo lo que me has dado ha sido malo después de todo. Me has puesto en el camino del cambio y eso tengo que agradecértelo. Lo que ocurra a partir de ahora será una historia de 2017.
Tengo todo un año nuevo y reluciente por estrenar. Y pienso disfrutarlo.
3 ideas sobre “Adiós 2016”
Feliz año,sin duda va a ser tu año,eres magnífica en todos los sentidos,te quiero
Gracias siempre, Anya. Ojalá así sea, y para ti también. Un beso enorme.