Hola, hijo:
Al final, el final ha llegado. Durante estos cuatro años y medio te he alimentado con mi cuerpo. Te he calmado y protegido, he sido tu lugar en el mundo y tu refugio. Pero, hace un par de semanas, le dijimos adiós a nuestra lactancia. Hace un par de semana finiquitamos nuestro destete.
Hablo de nuestro destete, en plural, porque esta ha sido una vivencia de dos. Desde el principio. Hoy mismo leía a Elena, de Monitos y Risas, contar que hay decisiones de la maternidad y paternidad que ella considera exclusivas de la madre. Como la lactancia. Lo mismo me ocurrió a mí. Fui yo quien decidió darte teta. Más allá de que «fuera de lo mejor», de los beneficios tantas y tantas veces leídos tanto para ti como para mí, amamantarte me pareció lo más normal. Lo que sentí como madre que tenía que hacer.